n un entorno hospitalario es innegable, y la biblioteca del Hospital Clínico San Carlos de Madrid es un claro ejemplo de ello.
En esta biblioteca, ubicada cerca de la cafetería y en el mismo pasillo de admisión, muchos usuarios entran en zapatillas de andar por casa o en pijama. La mayoría son pacientes ingresados en el hospital y sus familiares, pero también la utilizan profesionales sanitarios. “Aquí da alegría, porque siempre hay gente entrando y saliendo. Es un trabajo que te aporta muchísimo. Te dan vitaminas, sobre todo los niños”, cuenta Juani Pinar, una celadora que trabaja como ayudante de la coordinadora de la biblioteca.
Para muchos usuarios, como Paloma, la biblioteca es imprescindible. Esta pensionista acompaña sola día y noche a su marido, que lleva 15 días ingresado en el Hospital Clínico. “Me da la sensación de que voy a estar más tiempo, vamos para larga estancia”, dice. Paloma encontró en la biblioteca un refugio para evadirse de la situación y pasar el tiempo. “Los libros te ayudan a evadirte bastante. Como tienes muchísimas horas sin poder hacer nada y además no hay ruido, por la mañana te levantas y te pones a leer”, relata.
En esta biblioteca no hay carné, sino una ficha que se rellena al coger cada libro. Aunque la mayoría de la gente los devuelve, también hay casos en los que “los libros vuelan a otras casas”, como explica Irene Ramos, coordinadora del programa Salud y Lectura de la Fundación de Educación para la Salud (Fundadeps).
La Red Estatal de Bibliotecas para Pacientes, en la que se enmarca esta iniciativa, cuenta con 54 hospitales de toda España. Estos hospitales forman parte de la red de forma gratuita y reciben fondos, materiales y formación. Algunos centros cuentan con una estantería en las salas de espera en lugar de una biblioteca completa. En el caso del Hospital Clínico San Carlos, la biblioteca no tiene sala de lectura, pero se lleva el servicio habitación por habitación con un carrito de libros.
En traumatología, donde las personas ingresadas pueden valerse por sí mismas, es donde más libros se solicitan. En geriatría o neurología, es más difícil, a menos queEn esta biblioteca del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, tanto pacientes ingresados como sus familiares encuentran un refugio donde pueden evadirse de la realidad hospitalaria y sumergirse en la lectura. La biblioteca, que también es utilizada por profesionales sanitarios, se ha convertido en un lugar de alegría y vitalidad para todos aquellos que la visitan.
Juani Pinar, una celadora que trabaja como ayudante de la coordinadora de la biblioteca, describe cómo este espacio aporta alegría a los pacientes y sus familias. Según ella, la biblioteca es un lugar que te da vitaminas, especialmente los niños. Muchos usuarios entran en zapatillas de andar por casa o en pijama, creando un ambiente acogedor y familiar.
La biblioteca se encuentra cerca de la cafetería y en el mismo pasillo de admisión, lo que la convierte en un lugar de paso para muchos pacientes que llegan al hospital. Para Paloma, una pensionista que acompaña a su marido ingresado, la biblioteca es imprescindible. Los libros le ayudan a evadirse y a pasar el tiempo mientras cuida de su esposo.
A diferencia de otras bibliotecas, en esta no se utiliza un carné, sino una ficha que se rellena al coger cada libro. Aunque la mayoría de los usuarios devuelven los libros, a veces “los libros vuelan a otras casas”, como explica Irene Ramos, coordinadora del programa Salud y Lectura de la Fundación de Educación para la Salud (Fundadeps).
La Red Estatal de Bibliotecas para Pacientes, que cuenta con 54 hospitales en toda España, apoya esta iniciativa proporcionando fondos, materiales y formación. En algunos centros, la biblioteca se limita a una estantería en las salas de espera, pero en el Hospital Clínico San Carlos, Juani Pinar recorre las habitaciones con un carrito de libros, ofreciendo lectura a los pacientes.
En traumatología, donde los pacientes pueden valerse por sí mismos, se solicitan más libros. En geriatría o neurología, es más difícil, a menos que un familiar se ofrezca a leerles. Para aquellos que no pueden leer o no desean que alguien les lea, se ofrece un podcast de cuentos cortos gratis. Además, se organizan talleres y actividades para los niños en el aula de pediatría.
El álbum ilustrado es especialmente popular entre aquellos que tienen dificultades para mantener la concentraciónEn esta biblioteca del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, tanto pacientes ingresados como sus familiares, así como profesionales sanitarios, hacen uso de ella. La biblioteca se encuentra cerca de la cafetería y en el mismo pasillo de admisión, lo que la convierte en un lugar de paso frecuente para los pacientes que llegan al hospital.
Para muchos usuarios, como Paloma, la biblioteca es imprescindible. Paloma acompaña a su marido, que lleva 15 días ingresado en el hospital, y encuentra en los libros una forma de evadirse y pasar el tiempo. Según ella, “los libros te ayudan a evadirte bastante. Como tienes muchísimas horas sin poder hacer nada y además no hay ruido, por la mañana te levantas y te pones a leer”.
En esta biblioteca no se utiliza un carné, sino una ficha que se rellena al coger cada libro. Aunque la mayoría de los libros son devueltos, a veces “los libros vuelan a otras casas”, como explica Irene Ramos, coordinadora del programa Salud y Lectura de la Fundación de Educación para la Salud (Fundadeps).
La Red Estatal de Bibliotecas para Pacientes, que cuenta con 54 hospitales en toda España, proporciona fondos, materiales y formación a los hospitales que forman parte de ella. Algunos centros solo cuentan con una estantería en las salas de espera en lugar de una biblioteca completa.
En el Hospital Clínico San Carlos, Juani Pinar, una celadora que trabaja como ayudante de la coordinadora de la biblioteca, recorre las habitaciones con un carrito de libros, ofreciendo lectura a los pacientes. También se realizan talleres con los niños en el aula de pediatría.
El álbum ilustrado es muy solicitado en la biblioteca, especialmente en traumatología, donde las personas ingresadas pueden valerse por sí mismas. Para aquellos que no pueden leer o no desean que alguien les lea, se ofrece un podcast de cuentos cortos gratis. Además, se ofrece formación a profesionales de la salud mental para utilizar el álbum ilustrado en intervenciones con los pacientes.
En cuanto al perfil de los usuarios, las mujeres latinas son las más habituales, seguidas de hombres de 50 a 60 años. Marisa, una usuaria de la biblioteca, destaca la amabilidad de las bibliotecarias y la utilidad de los comentarios de otros usuarios para elegir libros.
La biblioteca del Hospital Clínico San Carlos se nutre de donaciones de librerías, particulares y editoriales. También se recibieron donaciones de libros de la Biblioteca Resistiré, instalada en el hospital de campaña de Ifema durante la pandemia de coronavirus.
En resumen, la biblioteca del Hospital Clínico San Carlos de Madrid es un espacio muy utilizado por pacientes ingresados y sus familiares, así como por profesionales sanitarios. Ofrece una variedad de libros y actividades, como talleres y lectura a pie de cama, para ayudar a los pacientes a evadirse y pasar el tiempo durante su estancia en el hospital.
¿Cómo contribuye la biblioteca del hospital a proporcionar alegría y vitalidad a los pacientes?
Mo su trabajo en la biblioteca del hospital es enormemente gratificante. Según ella, siempre hay gente entrando y saliendo, y esto aporta mucha alegría. Además, destaca que los libros dan vitaminas, especialmente a los niños.
Para muchos usuarios, como Paloma, la biblioteca es imprescindible. Paloma acompaña a su marido en el hospital y encuentra en la biblioteca un refugio para evadirse de la situación y pasar el tiempo. Los libros le ayudan a evadirse y disfrutar de las horas de tranquilidad en el hospital.
En cuanto al funcionamiento de la biblioteca, no hay carné, sino una ficha que se rellena al coger cada libro. La mayoría de las personas devuelven los libros, pero también hay casos en los que los libros vuelan a otras casas.
Esta biblioteca forma parte de la Red Estatal de Bibliotecas para Pacientes, que cuenta con 54 hospitales en toda España. Estos hospitales reciben fondos, materiales y formación de manera gratuita para proporcionar este servicio a los pacientes. Algunos centros tienen estanterías en las salas de espera en lugar de una biblioteca completa. En el Hospital Clínico San Carlos, el servicio de biblioteca se lleva a cada habitación con un carrito de libros.
En cuanto a las preferencias de los usuarios, en traumatología, donde los pacientes pueden valerse por sí mismos, se solicitan más libros. En áreas como geriatría o neurología, donde es más difícil que los pacientes lean, el servicio de biblioteca es menos utilizado. Sin embargo, la biblioteca sigue siendo un oasis de alegría y vitalidad en medio del entorno hospitalario para todos aquellos que la visitan.