En un mundo como el actual, “de muchas prisas y de poca reflexión, en el que se nos invita a hablar mucho pero sin pensar lo que estamos diciendo”, Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, considera la poesía “una buena vacuna contra esa manera de perder el tiempo”.
“Ha sido siempre una preocupación de la poesía preocuparnos de qué cabe en las palabras. El ser humano siempre va con demasiada prisa, pero de pronto necesita encender la luz, mirarse a los ojos en el espejo y preguntarse sobre sus sentimientos y su propia conciencia“, ha afirmado este jueves García Montero, que ha recogido en Rincón de la Victoria el Premio Antorcha de Honor a la trayectoria poética.
Ha añadido que, en este mundo en el que “la comunicación está sustituyendo a la información y el trabajo de búsqueda de datos y de la verdad es sustituido por la prisa de los bulos, la poesía es una buena aliada de la cultura para preguntarnos qué decimos cuando decimos ‘soy yo’ y para indagar en la propia conciencia”.
Ello puede servir “para no repetir como loros lo que flota en el ambiente sin preguntarnos primero para saber cuáles son las razones de eso que se repite en el ambiente”, según García Montero.
“Como poeta, me gusta imaginarme que la persona que está uno o dos días buscando una palabra precisa representa a cualquier ser humano que quiere ser dueño de sus propias opiniones”.
La creación poética
[–>[–>
Asegura que su labor al frente del Instituto Cervantes no afecta al tiempo que dedica a la creación poética, “porque no es lo mismo escribir poesía que hacer una novela, un ensayo o una tesis doctoral, que son creaciones que necesitan horas de oficina”.
“La poesía te permite tener ideas en la cabeza, ir viviendo, ver algo que puede ser un síntoma de la realidad, tomar notas y, en cualquier momento, que puede ser una tarde en la casa o un viaje en avión, empezar un borrador que se convierte en un poema”.