Entre noviembre de 1854 y abril de 1941, un convoy salía diariamente de la capital británica, Londres, con ocupantes que ya eran cadáveres. Esta macabra historia se remonta a más de un siglo atrás, pero sigue siendo un hecho impactante y poco conocido.
La red ferroviaria de Londres es una de las más extensas del mundo, con más de 400 kilómetros de vías y 330 estaciones. Durante casi 90 años, un tren especial transportaba a los fallecidos desde la ciudad hasta el Cementerio de Brookwood, ubicado en Surrey.
Este peculiar servicio funerario comenzó en noviembre de 1854, cuando se inauguró la Necrópolis de Londres, un cementerio privado que se encontraba a unos 40 kilómetros de la ciudad. Para facilitar el traslado de los cuerpos, se construyó una línea de ferrocarril exclusiva que conectaba la estación de Waterloo con el cementerio.
El tren funerario, conocido como “Necropolis Train”, partía diariamente de la estación de Waterloo y llevaba a los cadáveres en vagones especialmente diseñados para este propósito. Los cuerpos eran transportados en ataúdes de madera y se colocaban en compartimentos individuales dentro de los vagones.
El viaje hasta el Cementerio de Brookwood duraba aproximadamente una hora y los cuerpos eran descargados en una plataforma especial construida en el cementerio. Allí, los ataúdes eran llevados a sus respectivas tumbas para su entierro.
Durante décadas, este peculiar servicio funerario fue utilizado por personas de diferentes clases sociales. Desde personas de bajos recursos hasta miembros de la alta sociedad, todos encontraban en el “Necropolis Train” una forma eficiente y respetuosa de transportar a sus seres queridos fallecidos.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el tren funerario fue perdiendo popularidad y, finalmente, dejó de operar en abril de 1941. La Segunda Guerra Mundial y los bombardeos en Londres fueron los principales motivos de su cese, ya que el servicio se volvió inviable debido a los daños en las vías y las estaciones.
Hoy en día, el Cementerio de Brookwood sigue existiendo y es considerado uno de los cementerios más grandes de Europa. Aunque el “Necropolis Train” ya no está en funcionamiento, su historia perdura como un recordatorio de un pasado peculiar y macabro en la historia de Londres.
¿Cuál era el motivo detrás de la creación del Servicio de Transporte de Cadáveres de Londres y su ruta hacia el Cementerio de Brookwood en Surrey?
Manera discreta y silenciosa desde la capital hasta el Cementerio de Brookwood, ubicado en Surrey.
El motivo detrás de esta macabra práctica era la falta de espacio en los cementerios de Londres. A medida que la población de la ciudad crecía rápidamente durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la demanda de terrenos para enterrar a los difuntos se volvía cada vez más apremiante. Los cementerios existentes estaban llenos y no había suficientes espacios para nuevos entierros.
Ante esta situación, el Servicio de Transporte de Cadáveres de Londres fue creado en 1854 para llevar los cuerpos de los fallecidos a unas 30 millas al suroeste de la capital, al Cementerio de Brookwood. Los cadáveres eran colocados en ataúdes especialmente diseñados, conocidos como ataúdes de funeraria ferroviaria, que tenían un compartimento especial para acomodarlos de manera segura durante el viaje.
El tren partía de una estación dedicada exclusivamente para este servicio, llamada Necropolis Station, ubicada en Wimbledon. Desde allí, los ataúdes eran cargados en vagones especialmente designados para el transporte de cadáveres. El convoy también tenía vagones para llevar a los acompañantes de los fallecidos, quienes viajaban en compartimentos separados.
Durante los primeros años, el viaje era llevado a cabo por trenes de vapor, pero a medida que avanzaba el siglo XX, los trenes eléctricos comenzaron a ser utilizados. Para mantener la discreción y evitar causar molestias a los pasajeros regulares, los trenes funerarios no tenían horarios fijos y eran programados para circular en horarios de menor afluencia.
El transporte de cadáveres en tren continuó hasta abril de 1941, cuando la Estación Necropolis fue destruida durante un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. A partir de ese momento, los cuerpos comenzaron a ser transportados por otros medios, principalmente en vehículos motorizados.
Hoy en día, el Cementerio de Brookwood sigue siendo uno de los mayores cementerios del Reino Unido y alberga los restos de más de 240,000 personas. Aunque el Servicio de Transporte de Cadáveres de Londres es en sí mismo un hecho poco conocido y a menudo impactante, esta histórica práctica muestra la importancia de encontrar soluciones creativas y eficientes para abordar los desafíos urbanos y logísticos de una gran ciudad como Londres.